Tan Dueña
Mis caricias son un reflejo ardiente de mi alma,
Cada una se incrusta para, darlo todo en silencios.
Me dejo llevar en un suspiro que me íntimas al oído,
Anticipando las delicias de vivirá mi piel.
Y me entrego, tan dueña, tan segura,
... Me relajo en tus brazos,
Te apoderas del momento y
lo inquietas en suspenso.
Tiemblan mis piernas,
Mis manos atadas a tu simetría.
Me domina la experiencia como si fuera adolescencia...
Y espero poder gritarlo en tu paraíso..
Te siento en mí,
el torrente que nos llueve
aguaceros de piel y lumbre,
Vamos a nuestras cascadas, a nuestro refugio,
Ahora aquí es nuestro santuario,
.... por ahora.
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