Está calma,
de ciudad vacía,
de un mundo afligido,
abandonado,
cuyas coordenadas
pinceladas de la agonía.
Los mares,
contaminados
de las sobras
de tu armario.
La tristeza,
suplicando
ante el dolor
de sus sombras.
¿Como sembraste,
la desolación en mi primavera?
Tanto,
tanto
que me imaginé
que era bestia,
para no sentir
no huir.
Sin tocarte
sin escucharte,
sin besarte
eso es,
distancia.
Ahora,
sostengo mi mundo
con
recuerdos,
besos tristes
orgasmos incumplidos
aniquilados
y
mi piel mojada
deshidratada.
Abigahil Ángeles Silva ®.
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