Quiero que nos vean
que se mezclen con nosotras en esta condena
que se encandilen mientras tu y yo
aspiramos de esta avaricia que nos confunde con espinas
Se me antoja que se regodeen en estos versos de fuego
y que luego mueran en la soledad de sus silencios
En la tórrida arena de esta cama, vacía ya no está
ante la mirada impertinente de todos:
Te digo e invoco tus delicias, imagino tus lomas, tus acinturadas caderas que en mis caricias desatadas, en mi fulgores obscenos por tu piel.
Y ella, es la musa que inspira ser loca, ser diabla.
Esa es la diabla que me enciende en llamas
esa es la avara que me aprisiona entre sus senos mientras me ama
Es ella quien con sus labios deseosos recorre la lujuria de mis huecos
Y a quien en este instante evoco en la alquimia de mi cuerpo.
Es la musa que todos ven, pero nadie sabe, que ella, llena mis antojos.
Entrecruza y aspira a los halagos inconfesos y embriaga el manojo de mis pulpas, violando a mi niña de mi mirada.
Renace desde los viñedos, amanece en mi selva y me empalaga de su vino de uvas blancas y a mis labios ardor y roce.
Ah! Como conoces mis misterios mujer que me encadenas a tu espalda
como haces de mi denuedo el amago de un febril desenfreno al verte desnuda y sin pudor en las puertas de mi alma
Tu solo sabes el placer que siento al perderme en tus portales
sabes el sabor que dejas en la fuente intima de mis verdades
Tanto es lo que siento cuando estoy sobre tu cuerpo
tanto es lo que desato en ti mientras en tus dedos diluyo mis fuegos
que hemos olvidado que nos miran
hemos obviado lo obvio
que ellos con nuestros versos se castigan.
Y que hemos olvidado que estando a solas,
solo somos dóciles, salvajes,
locas, diablas
musas, poetas.
Y que ahora solo es el vaivén del lo febril de nuestros antojos,
ignorando todos los ojos y la complicidad de los lobos.
Me gusta como nos miran
disfruto como nos lapidan
pero lo más que me encandila
amada mía
es que luego de estos versos de infierno en pleno invierno
nos iremos a escondidas a nuestra guarida
Y ellos...
Y ellos,
solo pedirán una tregua,
para amarnos en los suspiros,
y en los sueños húmedos de sus embelesos,
solos,
… frotando su ave del paraíso.
Viento Serena & Abigahil Ángeles Silva
Derechos Reservados Dic/2011
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