Cuan triste es el quejido, el lamento del vendaval
cuando las hojas otoñales desvisten a nuestro árbol,
dejándolo desnudo
emigrando el ruiseñor, pausando el canto del ave del paraíso.
¿Has mirado el trayecto del lago?
Un cauce pasivo, lento, cargado de tristezas,
de lágrimas de mi agonía
muriendo lento, muriendo pausadamente.
Aún en la obscuridad mi sombra me ha abandonado
Y es así, que la letra escarlata lleva tu nombre,
Pero en la penumbra ese nombre maldito,
ese bendito nombre, me alumbra.
¡Quiero matar al olvido, y no darle oxigeno en el recuerdo!
No quiero que renazcas en mi memoria
más no podría vivir, vivir sin la caricia de tu mirada.
¿Decirme por favor?
¿Cómo te desgarro de mi?
Si tu construiste lo que soy.
¿Cómo callo mis gemidos de tanta soledad?
Si en mis adentros solo llueve.
Quiero domar
domar mi interior, apagar mi pasión.
Quiero dejar de respirar tu aroma en mi.
quiero dejar de llorar por ti.
Quiero hoy pensar que aún tienes,
… corazón.
Abigahil Ángeles Silva ®
Gusto de llegara tu BLOG y saborear tus versos y el diseño hermoso que tiene
ResponderEliminarUn abrazo