Me enamoré
porque sólo él
me miraba como cuando
se mira por primera vez el mar.
Porque me tocaba
como cuando se siente por primera vez
la calidez de una rosa.
Y me bebía con sus labios
agrietados esperándome
solo a mi.
Supe que le amaba,
cuando el hueco que sentía
no era en el corazón
sino en mi cabeza,
siempre pronunciando su recuerdo.
Habría que ser mujer,
para vivir la certeza de una decisión
sin ninguna sumisión
simplemente por convicción
amarle.
Se tendría que ser yo,
para sentir como se derrite el hielo
que siempre ha vestido mi piel,
cuando él me ceñia a su cuerpo
Me enamoré y él,
él simplemente no supo
que hacer con ello.
Abigahil Ángeles Silva ®.
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